domingo, 14 de febrero de 2016

-LA TENDENCIA URBANA DE DE SER BUCHONAS


     Al poniente de Guadalajara, donde residen las clases acomodadas, las buchonas deambulan por las calles tapatías y en los centros comerciales de moda deslumbran a la gente. Se mezclan con la socialité y acuden con frecuencia a lugares de diversión, como el Dubai, Element y Vida Divina; y son aficionados a los mariscos, que consumen en lujosos restaurantes como Los Arcos y Perla del Pacífico. También degustan comida japonesa y sus lugares favoritos son el Sushi Dokio y el Nura Sushi.  





Pero han aparecido en noticias como a una buchona  la ejecutaron junto con el tipo (morro) que andaba, ellas saben a lo que se exponen.


¿Por qué arriesgarse? Porque necesitan dinero. 

Suelen gastar al mes entre $50 y $70 mil pesos. ($2,658 Dolares) pero hay noches, como cuando a GDL (Guadalajara) llega la Feria Ganadera, en que un  buchón le ha dado $30 mil pesos para vestirse para la ocasión alguna de esas chavas.




       Son mujeres de uñas largas incrustadas de brillitos o chispas de brillante; pelo lacio, largo y oscuro. Sus cinturas, ceñidas a veces por fajas ocultas, les gusta resaltar su esbeltez. Muchas de ellas están operadas y lucen glúteos y pechos voluminosos, cejas delineadas y labios (algunas con colágeno). 
      A las integrantes de esta tendencia urbana venida del estado de  Sinaloa lo mismo se les ve en antros, bares y restaurantes locales que en palenques y lugares amenizados con música grupera. Acompañantes de hombres que hacen ostentación de derroche y de estas chicas exuberantes, las buchonas se convierten en pasarela…
Ellas visten ropa de marca que exhiben con orgullo: Bebe, Studio F, Baby Phat, Ed Hardy, Coach, Dolce&Gabbana, Louis Vuitton, Gucci y Armani… Las etiquetas y logos se combinan con los destellos brillantes y letras que adornan sus costosas prendas; lo mismo que su calzado, sus lentes oscuros y sus grandes bolsos que compran en los centros comerciales de moda, como Andares y Galerías.
Sus hombres lucen cadenas de oro y diamantes, con los que conquistan a sus variadas amantes. Siempre van armados de sus ininterferibles nexteles… y de alguna que otra voluminosa pistola, aunque sea de uso deportivo y sólo lance balas de salva; son exhibicionistas. Se desplazan en coches y camionetas del año con vidrios polarizados, blindados y decorados. 
Cuando circulan por las principales avenidas de Guadalajara los buchones siempre llaman la atención: les encanta quemar llanta y que de sus vehículos retumbe música de banda mientras las mujeres que los acompañan sueltan risotadas: 
Así vive un buchón. Disfruta de la poca o mucha vida que queda”, dice el comentario en una nonoticia que tiene acceso a estos círculos.
         Aun cuando es cada vez más notoria la presencia de este tipo de jóvenes en los círculos sociales con capacidad de consumo –en los que, de manera consciente o no, conviven narcos y no narcos–, poco se sabe de sus orígenes y de lo que esta tendencia implica en términos socioculturales. El Diccionario de la Lengua Española define así el vocablo buchón: “Dicho del palomo o paloma domésticos: Que se distinguen por la propiedad de inflar el buche desmesuradamente”. 
Sin embargo, en Jalisco la palabra se presta aun a diversas interpretaciones. 
         Sin embargo, hoy el término buchón o buchona se aplica a quienes visten de manera extravagante, llamativa y gustan de los narcocorridos. Y aun cuando no todos estén relacionados directamente con el narcotráfico, muchos de ellos son proclives a alguna de las manifestaciones de la narcocultura: ropa, música, vehículos, alcohol.
       
EL ESTATUS PARA LOS BUCHONES
   Por los que  se interesan en el fenómeno aseguran que la palabra proviene de Sinaloa. Dicen que a los pobladores de la sierra que “cocinan” (procesan) la droga suele hinchárseles el cuello, de ahí que la gente haya establecido un símil de esta hinchazón con el buche de los animales. Ese habría sido el origen de la palabra buchón.
Otros aseguran que buchón se deriva de la palabra Buchanan’s, la marca de whisky escocés, toda vez que los integrantes de este grupo social consumen esa bebida, pues “denota estatus y reconocimiento”.
  Ser buchón no sólo es sinónimo de moda, sino también de poder. Los jóvenes se afanan por ser temibles y manifestar su estatus, o por lo menos aparentarlo. Cada día son más aquellos que presumen trabajar de lleno para alguien  narco “pesado”, aun cuando esto no sea del todo cierto. Eso, en su mundo, les da estatus. Cada día son más aquellos que presumen porque, dicen, trabajan para alguien “pesado”, pese a que no sea cierto. Lo que les importa es darse su importancia.

      Su propósito es darse una vida de muchos lujos y mujeres. Esos jóvenes dispendiosos son los wannabe (los que quieren ser) narcos; los trabajadores de los capos o de sus hijos, los narcojuniors. “Los buchones no siempre son narcos; muchos sólo son dealers (narcomenudistas). Pero les gusta alardear sobre sus nexos con el narco”, dice el entrevistado.
Su comportamiento contrasta con el de sus “patrones”, quienes prefieren pasar inadvertidos; visten de una manera más casual y conducen carros austeros. Por lo general no permanecen más de dos horas en un sólo lugar.
"Lo ironico que ahora todo el pinche mundo quiere ser narco; es una moda. Pero los que menos hablan, esos sí son los pesados” comenta.
Y prosigue: Era sábado y el  itinerario se inició alrededor de la medianoche. Karla (Alias) es contactada para ir a antro de moda. Al intentar subir a la camioneta para ir al local, una de las jóvenes comentó:
"La puerta está bien pinche pesada. ¿Pues está blindada o qué?
"Pues, obvio, güey” responde una de sus amigas, sin vacilar.. 
Ya en el bar el ambiente era tenso. En las inmediaciones se veían autos y camionetas Mercedes Benz, BMW, Lincoln y Ford Lobo en espera del valet parking. Y en la entrada había grupos de jóvenes altos, con cadenas en el pecho y diamantes, acompañados de buchonas guapas y de generosos pechos y amplias caderas. Todas ellas con zapatos de altos y brillosos tacones.
En las inmediaciones del negocio, camionetas y autos de lujo hacen fila para entrar al lugar. Algunos invaden incluso el carril derecho, pero eso no importa. Policías federales y estatales hacen rondines sobre la avenida para “resguardar” la seguridad de los tapatíos y evitar que algún extraño se colara en la fiesta.
Tras dejar a su amiga, su amiga Rebeca (Alias) comentó que aun cuando se les identifica como las parejas de los buchones, la mayoría de las veces el papel de las buchonas es brindar apoyo sentimental a sus compañeros, pero sobre todo ser fieles a ellos. 
Es el caso de otra chica, quien durante algún tiempo fue acompañante de un presunto narco. 
"Algunas veces las buchonas sí tienen vínculos directos con narcotraficantes". comenta.
 “A mí me decían que yo era buchona, aunque para mí era sólo una moda el querer traer brillos hasta en las uñas de los pies”.
Comenta que esa posición es muy cómoda, sobre todo porque, dice, los viajes, regalos y halagos son la constante. Recuerda que en su primera cita obtuvo presentes cuyo valor era superior a 10 mil pesos. Luego siguieron los autos, dinero, ropa de marca, diamantes y las fiestas.
Algunas de ellas admiten  que terminan envueltas en el narcotráfico principalmente por necesidad económica; lo mismo sucede con los buchones: 
Hay tipos  que se llevan hasta $50 mil pesos en una hora. Es dinero fácil.
Pero ese estilo de vida tiene un precio:  
No se puede andar expuesta diariamente a la luz pública. 
De ahí que las gorras y los lentes oscuros sean su mejor disfraz. “Hay mujeres que por dinero lo aguantan todo”
No pueden salir con amigos de ellas  porque se encelan; 
No se les puedes poner al brinco. A una le  mataron a un chavo con el que estaba saliendo.