Hombre
luchando contra dragón en la nebulosa de Orión: ¿mensaje oculto en las
estrellas?
LA IMAGEN DE UN HOMBRE LUCHANDO CONTRA UN DRAGÓN EN LA NEBULOSA DE
ORIÓN NOS HACE PREGUNTARNOS SI ES SIMPLEMENTE UN CASO MÁS DE PAREIDOLIA O UN
PODEROSO SÍMBOLO GRABADO EN LOS VELOS DEL COSMOS
El dragón es uno de los grandes símbolos en la historia de la psique humana, simbolizando por igual la sabiduría, la energía creativa y también las fuerzas malignas. Para Carl Jung, el mito medieval del héroe que corta la cabeza del dragón representaba un proceso mental arquetípico en el que el héroe de su propia psique atraviesa el oscuro bosque de su inconsciente para afrontar su sombra (y los monstruos de su propia persona) para al hacerlos conscientes, iluminarlos (o asesinarlos), encontrar la sabiduría de la serpiente, el kundalini, llegando a un proceso de individuación desde donde es posible crear.
Tal vez como arriba es abajo y como adentro es afuera y la historia humana de manera enigmática es un reflejo de la historia cósmica, somos actores de un patrón de información, de una especie de código tanto simbólico (narrativas fractales) como matemático que se manifiesta en nosotros. Quizás las imágenes arquetípicas que yacen en el fondo de nuestra mente desde el principio de nuestra historia también yacen en el espejo del universo, como pinturas rupestres en la cueva del espacio sideral. Una tendencia de las formas primordiales y de las grandes narrativas simbólicas a dibujarse en una mente que no necesita de un cuerpo para grabar su memoria.
Si bien esto es una sobrepoetización o sobresignificación de algo que bien podría explicarse como una mera pareidolia (como ver seudoepifánicamente el rostro de Jesús en un tocino, la Virgen en un condón), la constante aparición de formas que tienen un profundo significado para el ser humano en el espacio sideral nos hace preguntarnos, de forma pagana, si las nebulosas y las constelaciones no son en realidad una especie de pantalla que se comunica con nosotros de forma simbólica, deletreando nombres secretos con estrellas y polvo cósmico. El universo entero como un metatexto, un lenguaje luminoso aún no decodificado pero si intuido y ensoñado.
El dragón y el caballero luchando en el cielo, en la nebulosa de Orión, un poco al sur del famoso cinturón del Cazador. Esta nebulosa es la generatrix de estrellas más cercana que tiene la Tierra. Curiosamente aquí los mayas ubicaban Xibalba, el inframundo, pero también según algunas leyendas el axis mundi del universo. En la mitología moderna, los llamados reptilianos, supuestosoverlords planetarios, provienen de Alpha Draconis, en la constelación de Orión. La simbología no es poca: ¿debe el hombre descender al inframundo para luchar contra el dragón y liberarse del yugo de eones para convertirse en el creador de un nuevo orden cósmico? ¿Es Orión una especie de estampa postal del Gran Programador, en un universo donde todo está vivo y comunicándose ?
Hubble
capta nuevas imágenes del “ojo del universo”: la sorprendente Nebulosa del
Anillo
EL LEGENDARIO TELESCOPIO ESPACIAL HUBBLE NOS OFRECE UNA NUEVA IMAGEN DE
LA NEBULOSA DEL ANILLO, EL OJO INSOMNE DEL UNIVERSO QUE NOS ATISBA
INCANSABLEMENTE DESDE SU SOLEDAD.
El universo, esencial y afortunadamente incognoscible, nos revela de cuando en cuando algunas de las maravillas que todavía se nos escapan, perlas de misterio que nos sorprenden y quizá también nos perturban, desmesuradas como son sus cualidades, sus dimensiones y prácticamente todo cuanto nos es permitido entender sobre su naturaleza.
En esta ocasión compartimos un par de imágenes obtenidas por el telescopio espacial Hubble de la Nebulosa del Anillo, una enorme nube de gas en torno a una estrella moribunda que se encuentra al norte de la constelación de la Lira, aproximadamente a 2,283 años luz de la tierra.
La forma peculiar de la nebulosa también la hace comparable a un ojo, inquietante circunferencia que parece atisbar incansablemente la vastedad del cosmos, insomne, solitario.
Las tomas del Hubble han permitido a astrónomos de la NASA construir este modelo tridimensional de la nebulosa.
Un
segundo “Ojo de Dios” mirándonos desde la lejanía del espacio, la nebulosa NGC
4921
OJOS CÓSMICOS SE ACUMULAN EN NUESTRO IMAGINARIO, LA SUBLIME ESTÉTICA DE
LAS NEBULOSAS HACE QUE EL SER HUMANO SE QUIERA VER REFLEJADO O PROYECTE PARTE
DE SU ESTRUCTURA PSÍQUICA EN EL ESPACIO.
Las imágenes de nebulosas
generadas por telescopios como el Hubble son unas de las vistas más
impresionantes que el ser humano ha podido disfrutar. Entre ellas, una de las
más destacadas es la Nebulosa de la Hélice o NGC 7293, a una distancia
relativamente cercana de la Tierra: 680 años luz. A esta nebulosa, conocida
popularmente como “El Ojo de Dios”, se le suma la nebulosa NGC 4921, a unos 310
millones de años luz de distancia, y que también ha sido rubricada como un “ojo
de dios”, en este caso “El Segundo Ojo de Dios”. La imagen que aparece a
continuación está compuesta por varias fotografías de esta nebulosa tomadas por
el Hubble, además de que ha sido retocada, dado que, naturalmente, los colores
no se ven así; sin embargo, la maestría técnica de los fotógrafos al momento de
elegir los filtros y armar la imagen es indudable.
Por otro lado, en el juego de
equilibrio universal, y en este esquema de pareidolia cósmica, tenemos también
el Ojo de Satán: la nebulosa NGC 4151, a 43 millones de años luz, que ha sido
retratada por el telescopio Chandra, en la imagen siguiente. Esta temible
nebulosa además cuenta con un supermasivo agujero negro en su centro.
“La Mano
de Dios”: inesperada pareidolia cósmica capturada por un telescopio de la NASA
COMO RESULTADO DE LA
EXPLOSIÓN DE UNA SUPERNOVA, ESTA FORMACIÓN CÓSMICA HA ADQUIRIDO EL ASPECTO DE
UNA MANO EXTENDIDA, POR LO QUE HA COMENZADO A CIRCULAR BAJO EL MOTE DE “LA MANO
DE DIOS”.
De cuando en cuando, la exploración cósmica y
los instrumentos que se utilizan para ese fin ofrecen imágenes que coquetean
con la casualidad y la coincidencia, formaciones que si bien son azarosas,
encuentran una inesperada semejanza con símbolos acuñados por la mente y la
cultura humanas.
Así,
por ejemplo, hace unos meses, el vehículo Curiosity Rover de la NASA dio con una piedra en Marte que parecía una
lagartija; también está el caso de un
par de constelaciones que
informalmente se conocen como “el Ojo
de Dios”, porque parecen atisbar insomnes lo que sucede en el universo;
finalmente, en una de las coincidencias más épicas, se encuentra la lucha sostenida entre un hombre y
un dragón en la nebulosa de Orión, imagen captada en 2011.
Ahora
un fenómeno cósmico se agrega a esta singular lista, con una formación surgida
por la explosión de una supernova a 17 mil años luz de distancia de la Tierra y
la cual dio origen a esta nebulosa de viento de púlsar —o plerión— que ha
comenzado a conocerse como “la mano de Dios” por su semejanza con una titánica
extremidad (su nombre técnico, menos memorable, es PSR B1509-58).
La
imagen fue captada por el Observatorio de rayos-X Chandra de la NASA,
instrumento que por sus características ha generado tanto la forma, como la
particular coloración que observamos. El viento púlsar que alimenta la nebulosa
rota a una velocidad de 7 revoluciones por segundo, arrojando partículas que
interactúan con los campos magnéticos cercanos, provocó ese efecto de un guante
de rayos X que cubre una mano. Por otro lado, según se explica en el sitio space.com, la nube
roja en torno a los “dedos” es una estructura diferente, la RCW89, originada
por el aumento de temperatura asociado con el efecto del viento púlsar.
Curiosamente
el aspecto pareidólico de esta nebulosa podría ser una de las
primeras pistas para indagar y descifrar la naturaleza tanto de la propia
B1509, como de los agujeros negros y la interacción entre éstos y las galaxias.
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