martes, 21 de julio de 2009

-DEL PAPEL HIGIENICO

Unos más tiesos, más blandos, más suaves o duros, de colores, con diseños, incluso he sabido que en algunos países ya hay con comics y con aromas, es decir, ya se ha cubierto casi todo el espectro del papel para limpiarse el asterisco después de tirar la opulenta cagada.


Están esos de baños públicos, generalmente de malls o de empresas. Dejan un tremendo rollo de papel dentro de una caja metálica que muchas veces tiene hasta candado. ¿Para que no se roben papel? Quién sabe. Lo peor es que te querés limpiar, vas a sacar papel y la mier…. ¡se corta! Quedas con un montón de papelitos pequeños en la mano antes de poder sacar uno largo. Al menos podría venir prepicada la mierda

Yo estos los arrugo un poco con las dos manos antes de hacerlos remover escombros.

El polo opuesto son esos papeles que parecen de cebolla. Por promo de cincuenta los consigues en cualquier bazar de barrio. Delgaditas y flácidas las cosas. Tenés que doblarlos varias veces para dejarlo grueso porque si no, te las pasas por el asterisco y en plena tarea se rompen dejándote las uñas con caca. ¡Horrible! Todo mal.

Hay unos rollos bien fifís que vienen con doble hoja, adornos y dibujitos. Se ven bonitos con su delicadez y suavidad llenos de caca. No le veo la gracia.

La verdad es que prefiero esos papeles de los más normales. Ni caros son. Nada de olores, ni figuras con ositos, ni corazones, ni flores. Sólo deben ser resistentes y no tiesos como carton. Con eso basta.

Además, debemos tener rollos de repuesto en el baño, cosa de que si se acaba el que está colgado rápidamente podamos acudir al rollito escondido en algún mueblecito del baño. Nada peor que sentarse a cagar y no haber reparado antes en la falta de papel.


Si no hay, es tragedia. Lo primero que se me viene a la mente con esto de la ausencia de papel, es mi infancia. Por ese entonces era más huevón que ahora. Varias veces me pasó que iba a cagar y no me fijaba en si había o no papel suficiente para mi limpieza.

Claro, ya sentado y después de la primera evacuación me daba cuenta que no había papel para la impresora.

Me recuerdo con los pantalones y calzoncillos a media raja, con una mano abriendo la puerta del baño y con la otra sujetando la ropa, a nalga pelada caminando con graciosa dificultad por la casa, hasta el lugar donde se guarda el papel higiénico.

Una vez incluso, estaba tan urgido de que alguien llegara de improviso a la casa, que sin darme cuenta lo primero que tomé fue un rollo de toalla nova, lo miré, pensé que quizá papel higiénico no iba a encontrar, así que con la toalla nova me devolví al baño. Es raro si, no es igual. Es como cartón suave. Después regresé y deje el rollo de nova donde estaba. Nadie lo supo.

¡Que momentos!


Por suerte, ahora ya se acostumbra tener más papel en los baños.


Mucha importancia no se les da. He sabido de quienes han tenido que usar toallas de mano, paños y traperos ¡¡¡¡hasta los calcetines!!!!! jajaja Para suplantar al ausente papel.


Hace mucho tiempo escuché una conversación donde un individuo le contaba a su amigo que al no encontrar papel en el baño (creo que estaba de visita) tuvo que lavarse ahí mismo el culo, mojando su mano en el lavamanos y pasándosela por el asterisco. Que terrible. Después se secó con la toalla de manos. Bueno, también es culpa de los dueños de casa por no poner papel higiénico a las visitas.


En fin... ¿a quién no le ha pasado? Que mal

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