miércoles, 19 de febrero de 2014

-LA PRIMERA VEZ QUE FUMASTE HIDROPÓNICA

       Recientemente asistí al cine junto con un par de colegas a ver la última película de Schwarzenegger  El último desafío. Al igual que un amplio espectro de jóvenes que están remotamente cerca de nuestro grupo demográfico, hicimos lo que cualquiera en nuestra situación haría: antes de la película nos dimos un toque.


“Es hidropónica de Cali, está muy correcta”, exclama uno de ellos cuando enciendo la pipa de vidrio en la intimidad del carro mientras que suena “Danger Zone”, el tema de Top Gun. No sabía si por “Cali” se refería a que la mota era de calidad o de California. Pero resultó ser de las dos.
El amigo de un amigo viajó a Los Ángeles y regresó con muestras de hidropónica que al llegar a mis manos ya había perdido su nombre. Kush, sativa, índica… nunca lo supe. La “hidropónica de Cali”, al parecer dejó su nombre en un dispensario de cannabis en California. 
Qué un jalón aquí,  un toque por allá.  Señor Toque, mucho gusto. “Kenny Loggins, Zona de peligro”, me dice al oído ChobetoSalguer la voz de la radio femenina  en su turno, mientras exhalo la fresca nube sabor a fin de semana.
Diez minutos para que empiece la película. Y de toque en toque y de la mano de Don Toque llegamos los tres al mostrador del complejo cinematográfico. Algo que escapa de mi control cuando me encuentro bajo los efectos de psicoactivos son las transacciones monetarias. Me parecen eternamente aterradoras.
Y ahí estamos, tres adultos comportándose como simios tratando de comprender el monolito de 2001: Odisea del espacio en que se ha convertido la acción de pagar tres faciles entradas generales; el muchacho que atiende el mostrador se ríe contenidamente de nuestra desventura, casi en complicidad. Y es ahí que uno de mis acompañantes ve en esa situación una válvula de escape; con una mezcla entre cinismo, sinceridad (que ya quisieran muchos políticos) y fraternidad, exclama, “Perdón, es que estamos bien pachecos”. En ese momento reímos nerviosamente, hasta que el cajero repite la palabra “estamos”, a lo que en un segundo  estalla la carcajada colectiva.

Estamos pachecos
Era obvio. Tienes veintitantos años y trabajas atendiendo un cine a las nueve de la noche del Sabado; claro que estás pacheco!! o debes estar pacheco!!
Hacía años que no me ponía tan pedo. Supongo que ya estaba acostumbrado a fumar la típica mota oaxaqueña que fácilmente se consigue en la Ciudad, que no es tan fuerte pero sí muy económica, misma que dejé de consumir cuando me vendieron un cuarto que contenía pedazos de chicharrón de cerdo. Viva El Salvador!!.
Cuando te das un toque fuera de casa siempre existe el temor de que te vayan a cachar, de que el sobrio mundo exterior te mire con sus ojos blancos y te juzgue como el criminal que eres. Pero, ¿qué tan sobrio está el mundo? ¿Qué tan sobrio está el taxista que lleva a una señora a su clase de pilates? ¿Y el maestro que da la clase? ¿Y la señora de la tienda? ¿Cuántos de nosotros estamos pedos?

    En una encuesta Nacional a 6 mil 265 mas del 6% de personas se las truenan.  Según cifras del Centro de Integración Juvenil, en los últimos cinco años el número de mariguanos creció 25%, casi cinco por ciento al año. Ya quisiéramos esas cifras para el PIB.
Se estima que en la Ciudad, cuatro de cada diez operadores de transporte público saldrían positivos en cannabis en un examen antidoping, y que por lo menos diez por ciento de los choferes en zonas departamentales operan o han operado bajo los efectos de la caquita de mono. 
Lo que quiere decir que hay un monton  de  “criminales” rondando por las calles de nuestro país, culpables de una atroz fechoría: el consumo de mota. Mientras, las verdaderas drogas duras están al alcance de todos.
Es perfectamente legal que vaya a la ferretería y me arme un arsenal de solventes, pegamentos y pinturas, y me ponga verdaderamente como un simio. Y lo peor de todo —como evidencian tantos mañosos en la calle— es muy fácil. ¿Por qué nos interesa refundir en el bote al que porta una bolsa de hierba, y no ayudar a un niño de la calle con los dedos chuecos y el cerebro seco por la pega? 
Porque si el problema es el narcotráfico, con todo gusto sembraría lo de mi consumo personal en casa si no tuviera que preocuparme de que el vecino se espante al ver mis macetas en la jaula  para tender ropa que compartimos en la azotea.
Bueno regresando  a mi pacheques, me alegra estar cobijado por la negrura del cine; de ninguna manera podría desenvolverme dignamente en una situación que requiriera de interacción social directa. 
No siento mis brazos. 
Creo que estoy cerca de la pálida.
Pálida.
1. f. coloq. Estado excesivo de efectos canábicos que produce síntomas como sudoración, náusea, palidez, ansiedad, paranoia y/o inmovilidad.

Antes de salir (con la excusa de al baño) porque sientes cerca el palidon. Cae el primer chiste de la comedia El Lobo de Wall Street  y con eso estoy salvado, ya acomodado, la película me aleja de ese estado de ansiedad introspectiva que no sentía desde la universidad. 
Estuvo cerca.....
De ahora en adelante desde aquí, todo es placidez.

           Sólo me he malviajado un puñado de veces en más de diez años, la hierba puede ser una herramienta que agudiza los sentidos, despierta la creatividad y acentúa el placer, pero cuando es culera, es culera!!!, y a eso sumale  la presión de tener la sensación de  estar delinquiendo en un lugar público, shit eso si  puede ser abrumador.
Me pregunto cómo sería mi relación con la marihuana si su consumo estuviera permitido en el país  como en Colorado, si no tuviera ese sabor clandestino y adolescente de disfrutar de algo prohibido.


En Estados Unidos, los dispensarios son lugares en los que se puede consumir sin la incertidumbre de estar comprando un producto adulterado, de baja calidad o “lleno de sangre” como dicen algunos. Inaudito. Los estadounidenses están encontrando la manera de estandarizar una práctica que sucede en todo el mundo aunque no esté amparada por la ley, cuidando la salud del consumidor y haciendo enormes cantidades de dinero en el proceso. ¿Cómo es que le copiamos a los gringos tantas reformas fallidas y no esta medida que tan exitosamente está floreciendo en Colorado, Washington, California y Alaska? Qué insensatez. Qué falta de criterio. 

¿Acaso estamos pachecos?

Ok!! nos vemos ya empezó la pelicula!!

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